Esta es mi historia,
pero podría ser la tuya.

viernes, 11 de mayo de 2018

Lo confieso

Ojalá me hubieras pedido que me largara a punta de pistola,
ojalá. 
Pero no fuiste capaz, 
y sinceramente tampoco creo que yo te hubiera hecho mucho caso.
En cambio, ahora daría lo que fuera porque lo hicieras, 
pídeme que me vaya, 
que desaparezca aún más, 
que te olvide. 
Hazlo, 
y rápido, 
porque ya no aguanto, 
quiero salir de aquí, escapar de ti, ser derrotada. 
Darme por vencida, 
rendirme y ondearte una bandera blanca en la cara. 
Es inútil seguir empujando un columpio en el que nadie monta, 
es inútil inventarme e imaginar lo que nunca fue ni quisimos que fuera.
Y francamente, estoy cansada de parar a mi cabeza e ignorar sus preguntas,
sus eternos porqués.  
Así que sal de tu escondite y hazme ver que a veces hay piezas que no encajan por mucho que las forcemos, que otras acaban perdiéndose,
y que el puzzle acaba quedando infinito.
Por favor,
déjame echarte de más, que ya he desgastado mucho el de menos.
Afronto nuestra deshistoria,
me pongo en cabeza de esta migración,
alzo el corazón en señal de revolución
y me manifiesto en contra de tus recuerdos.
Tengo que aceptar que se están deshaciendo los cimientos
y que ya no nos quedan sentimientos de los que tirar.
Vendimos nuestro final,
nuestra historia,
y nos empezamos a sobrar.
El destino hizo trampas
y nos ganó la partida.
Y por eso ahora solo quiero pasar el relevo
y que alguien me cambie el turno.
He saboreado la tentación,
me he lamido las ganas,
me ha quemado la piel
y he sabido callarme.
Juré que no desistiría,
que repararía el error,
y que acabaría con los "y sí"
y que terminaríamos el relato.
Pero las cosas se complican,
hemos llegado demasiado lejos,
o demasiado adentro,
y quizás también demasiado tarde,
así que mejor lo dejamos para la próxima vida.
Que quién sabe,
quizás alejarnos solo nos acerque más.


miércoles, 4 de abril de 2018

Ya no es lo mismo

No, no lo es.
Ya no soy la misma que conociste,
y tú tampoco, 
aunque bueno, 
eso hace tiempo que no lo sé.
Por si te interesa, 
me he deshecho de todas aquellas inseguridades, 
y las he cambiado por risas.
Ya no le tengo miedo a la vida, 
ni a lo desconocido, 
ni a nadie, 
ni siquiera a ti. 
Ahora lo único que le tengo a todo son ganas. 
Ya no siento el pasado, 
ya no duele,
y eso solo puede ser algo bueno.
Me he convertido en alguien fuerte,
con carácter, 
me he vuelto mala de cojones,
y en parte gracias a ti. 
Me he quitado de encima el peso a besos, 
y he aprendido a ser yo quien me salve a mi misma.
Ya nada me escuece ni me atraviesa, 
que los demás odien que yo mientras bailo,
vivo, 
disfruto,
lucho,
bebo,
beso, 
sobre todo eso. 
Dejé de sentir rencor, 
de ser orgullosa, 
de tener siempre la razón
y de buscar siempre una.
Comprendí que la única pregunta que tenía que plantearme no era por qué,
sino más bien: ¿por qué no?
Me he vuelto mi propio parámetro, 
y he destruido el resto,
así, con un par.
He decidido quedarme a vivir entre sístole y diástole,
y ser yo quien marque mi tiempo. 
He acabado olvidando el golpe de las agujas del reloj. 
Por todo esto que te cuento, 
ahora vivo en exceso
(que no de excesos)
y soy feliz.

Esto solo es una excusa para presentarme, 
sin metáforas, 
sin ornamentos
sin protección.
Porque ya no soy esa que describes, 
ni de la que hablas. 
Ya no soy las historias que cuentas ni las promesas a medias. 
Yo ya no tengo nada que ver conmigo,
ni contigo,
con lo que éramos. 

Así que por qué no,
e n c a n t a d a

domingo, 4 de marzo de 2018

Quiero

Dime tu secreto.
Dime qué haces,
pero sobre todo cómo lo haces.
Olvidarme, digo.
Apartarme de tu vida,
y de tu día a día,
de todo lo que tiene que ver contigo,
conmigo.
Explícame cómo consigues no echarme de menos,
cómo obligas a tu cabeza a no recordarme,
a no recordarnos.
Cómo fuerzas a tu corazón a no sentir.
Explícame  el cómo, el cuándo y  el porqué de todo esto.
Cuéntame qué tal te va,
si has vuelto a ser feliz,
si has vuelto a querer a alguien así.
Cuéntame qué fue lo que te hizo volver,
para volverte a ir.
Cuéntame qué cuentas cuando te preguntan por mí,
cuéntame lo que sea,
cuenta hasta a .
Háblame de en qué momento nos perdimos,
y me perdí,
y también a ti,
y tú te alegraste de ello.
Háblame de por qué no hablamos,
y de quién fue la idea,
pero sobre todo de cómo consigues hacerlo.
Enserio,
que alguien me explique,
                                         me diga
                                                      o me cuente
                                                                          por qué tú sí y yo no.
Por qué aún sigo mirándote de reojo,
de frente,
de lado,
y hasta con los ojos vendados.
Ven,
hagamos un trato,
o un trago.
Te cambio tus sí por mis no,
porque ahora que lo preguntas,
o me lo pregunto,
sí, te quiero.

A ti.

Pero mucho más a mí.
Y por eso te quiero.

Pero fuera,
de mí,
del todo.

lunes, 6 de noviembre de 2017

0

Y qué le hago, si no quería quedarme estancada en el tiempo. 
Quería vivirlo,
                        reinventarlo,
                                             crearlo,
pero sobre todo reiniciarlo.
Dicen que tras la tormenta llega siempre la calma, pero eso es justo lo que menos quería.
Yo solo quería zarpar a tiempo, 
que no huir.
Quería besar al miedo, 
a ese miedo que te entra cuando atraviesas la línea de meta y ya no sabes qué vendrá después,
ni con qué/quién te toparás mañana.
Quería crear mi propio precipicio,
lanzarme a él y ser yo misma la que me salvase.
Quería desordenar un poco mi vida,
ponerme a prueba y darle así nombre a un huracán,
mí nombre. 
Quería darle vida a mis borradores.
Y... Aquí estoy,
agarrándome al abismo y empezando de 0 a 1000 y pico kilómetros de casa.
Siendo la diana a la que yo misma apunto. 
Manifestándome en defensa de que si luchamos,
podemos
               conseguirlo
                                     todo.
O al menos intentarlo y no quedarnos con las ganas,
esperando a que las cosas lleguen de la nada. 
Quería desenterrar mis raíces y darle forma a este árbol.
Y, ¿por qué no?, quizás obtener algún que otro fruto.
Quería asfaltar las excusas,
y enmarcar en neón los motivos, las razones, la causa
de mi guerra. 
Y es que al final se nos olvida que todos aspiramos al mismo cielo,
solo que cada cual elige con qué/quién quedarse por el camino. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Te podría decir..

que quizás esta sea la decisión correcta,
y que quizás sea lo que debemos hacer.
Te podría decir que quizás no queramos hacerlo,
y que quizás no estemos de acuerdo.
Te podría decir que quizás..
zas...
zasca.
Espero que tú lo tengas más claro que yo, 
o no,
y vengas corriendo hacía a mí,
a por mí.
Te mentiría si te dijera que no lo estoy deseando. 
Sé que tienes miedo, 
y tú no me ves, pero créeme, estoy acojonada.
Sé que desconfías de mi, 
que te decepcioné y que piensas que lo volveré a hacer.
Chico listo.
Pero es que de verdad no sé qué hacer con todas estas piezas,
no sé si quiero encajarlas,
o dejar que se encajen solas,
o dormir y esperar a que se disipe este inventario de dudas.
Son las dudas de siempre viniendo a buscarme a la cama,
y yo como una idiota queriendo que vinieras tú.
Hay inseguridades que nunca se van.
Hay heridas que parecen cerradas y resultan estar mal curadas.
Hay historias que parecen terminadas cuando ni siquiera empezaron.
Hay debilidades que nunca dejarán de serlo pero deberían.
Y joder, mañana no sé qué querré hacer pero hoy quiero abrazarte,
aspirar tu olor,
romperte las cosquillas, 
y pedirte perdón,
que es de la mejor manera que sé.
Y es que me encariño muy rápido y pienso que todo es para siempre, 
y luego resulta que no y aquí me quedo yo. 
Pero es que joder, yo no esperaba que los para siempre fueran esto.
Te podría decir que me arrepiento,
que me arrepiento de removerlo todo,
de romper los esquemas cada poco
y de intentar pegarlos de nuevo después.
Te podría decir que quería salvar el mundo,
pero que no lo hice,
porque quería salvarlo contigo.
Te podría decir que si quieres hago las maletas y nos vamos corriendo de aquí,
que si quieres mato al tiempo y le digo que pare, o que retroceda, o que avance, o que te traiga de vuelta.
Te podría decir que lo hice adrede para que te acercaras,
pero que te acercaste demasiado.
Te podría decir que lo hicimos muy mal y que yo sigo dándole vueltas a todo, 
y a ti.
Te podría decir que nos quedaron muchas cosas pendientes,
pero resulta que no sé qué decirte.
Ni sé si quieres que te lo diga.
Así que échame una mano y dime qué hacemos con todas las cicatrices que tengo en la memoria
y que me están causando tanto dolor de cabeza.
Dime qué hacemos con este juego. 
Dime si me rindo, si sigo adelante, si me arriesgo, o si voy a perderlo todo.
Dime qué hago con la luz de mi mesita de noche que no deja de parpadear,
como si quisiera decirme algo.
Dime qué hacemos con todas las calles que aún no hemos recorrido.
Dime qué hago si estoy perdiendo el norte contigo.
Va, dilo tú, que siempre sabes qué decir(me).
Dime si aún aparece mi nombre en tus respuestas.
Dime 
         qué
                coño
                         hago
                                    sin 
                                     ti.
Siento no haber sabido hacerte feliz,
pero no pretendía  hacerte daño.
Siento echarte de menos cuando no debo,
pero es que me he cansado de no saber de ti.
Ojalá algún día, cuando eches la vista atrás, olvides toda esa rabia que te produce pronunciar mi nombre, y sonrías.
Espero que lo entiendas,
pero un clavo no saca otro clavo si el clavo aún está ardiendo,
y siento decirte que yo no tengo la intención de apagarme en mucho tiempo.
Te podría decir muchas cosas,
pero mejor me espero y te las digo sin palabras.

lunes, 15 de febrero de 2016

Párate a ver la vida

Párate y dime qué ves.
Sí, ese eres tú.
Corriendo, perdido,
sin saber qué cojones hacer.
Desaprovechando el tiempo, 
cometiendo errores y dejando que los cometan contigo.
Tú te ves genial, 
crees estar haciendo lo que te viene en vena.
Pero entonces llegan esos días en los que ningún pasatiempo, y con pasatiempo me refiero a persona, te es suficiente. 
Te aburres, te cansas, te cansan.
Y cambias el objetivo, y de objetivo.
Y vuelves a girar la noria,
y pones en marcha la montaña rusa.
Vas de que nada te afecta,
te haces el duro, el bohemio,
el... gilipollas.
Buscas víctimas, frentes que abrir,
mientras te olvidas de cerrar otros muchos.
Quieres dejar tu huella, o tu arañazo, 
aún no me ha quedado claro.
Lo tienes todo bajo control,
las cosas funcionan tal y como quieres, o como crees querer que funcionen.
Qué bien se te da juzgar, criticar y mofarte de todo y de todos.
Qué bien se ve todo desde otra piel. 
¿No te das cuenta de que no has entendido bien la vida?
Que la vida no es eso,
joder.
Que solo eres una brisa inerte que se mueve a la vez que lo hace el viento.
Que ya no compartes tu corazón, 
simplemente lo tienes en modo aleatorio y dejas que cualquier canción entre en ti.
Que ya no te fías de cualquiera, 
y te cuesta mucho dejar que alguien entre un poquito al rincón de las cosas personales.
Pero,
a mi no me engañas.
Estás acojonado, 
acojonado de volver a enamorarte de alguien,
de volver a sentir por alguien.
Y te agobias, 
y te agobian, 
y abres la puerta de salida a todo aquel que se adentra demasiado en ti.
Y le temes al pasado como al fuego ardiendo.
Ese pasado que a veces está tan cerca que quema y desgarra,
y otras parece haberse extinguido por completo. 
Pero es que la vida es eso:
complicada, 
y lo que nos empeñamos nosotros en complicarla.
Porque somos subnormales y masoquistas,
pero intentamos ser felices. 
Lo que quiero decir con esto, amor,
es que la primavera está a punto de llegar, 
y van a sobrarnos capullos.
Así que quizás es hora de que acabes la función y te quites el traje de malo malísimo,
y comiences a besar la vida y a dejar que te abracen,
pero que te abracen de verdad.
Llámame loca pero,
ser feliz creo que es una buena forma de jubilarse. 
Y tú llevas mucho tiempo teniendo esa asignatura para septiembre.

lunes, 25 de enero de 2016

¿Sumas o restas?

Voy a contaros algo:
Para mi la suerte no existe. 
La suerte la consigues tú.
Tú decides, como en todo.
A lo largo de tu vida van a ir pasando por delante de ti un millón de oportunidades y muy poco tiempo para decidir si las coges o las dejas.
Esta es una tarea difícil que se te presenta en el presente pero en forma de futuro y de la cual te arrepientes cuando está en pasado.
Oportunidades que quizás cambien tu vida, o no.
Oportunidades que seguramente no saldrán bien, o sí.
Oportunidades que probablemente serán efímeras, o no.
Oportunidades que aparecen de repente, como tú.
Tendemos a rechazar las cosas, a no dejar que el tiempo haga su trabajo y a quererlo todo aquí y ahora. Por eso, nos asusta el futuro.
Las personas estamos plagadas de sueños, miedos, dudas, sentimientos.
Somos adictos al error y expertos en arrepentimientos.
¿Viajar? No por dios.
¿Erasmus? Ni en sueños.
¿Cambiar de corte de pelo? Ni hablar.
¿Conocer gente nueva? Venga ya.
Dejadme que os diga algo,
somos gilipollas.
Estoy segura de que os habéis quedado con las ganas de muchas cosas.
Que alguna vez os quedasteis u os dejaron a medias tintas.
Apuesto a que os arrepentís de muchos pasos en falso.
Dejad de echarle la culpa a la suerte desde el sofá de casa.
Abandonad de una jodida vez vuestra zona de confort.
Arriesgaos, coger el puto tren y dejad de hablar de trenes perdidos.
Perder, ganar, reír, amar, llorar, (des)aprender, olvidar. 
Apartad esa manía de perder el tiempo y la energía en lo innecesario.
Empezad a sumar,
a sumar momentos, vida, experiencia, amores, personas.
Pero sobre todo, empezad a restar
A restar miedo, pasado, malos momentos, desilusiones, personas.
No dejéis que os digan lo que tenéis que hacer.
No dejéis que os metan miedo.
Aplicad esto a todos los ámbitos de vuestra vida. 
Pero sobre todo, no dejéis que sea otro/a el que os lo cuente, porque hay cosas que podrían haber pasado y que no pasaron, y que desgraciadamente ya no pasaran nunca.
Exprimiros el coco todo lo que queráis pero por dios dejar de ver desde casa como os quitan la oportunidad y como es otro/a quien la disfruta mientras tú estás en stand by pero sin me.
Las oportunidades vienen y van pero tú también tienes que buscarlas.
Así que qué me dices, 
¿eres de los que suman o de los que restan? 

Porque yo vengo con ganas de multiplicar.